viernes, 21 de mayo de 2010

UN MOMENTO FELIZ

Una tarde quise definir qué es un momento feliz. Hice una investigación bastante extensa, leí algunos libros de los escritores más famosos. Me gustó lo que leí. Pero cuando me senté otra vez, me sentí disconforme, algo me faltaba.
No sabía qué podría ser, así que salí para saber qué me dirían las demás personas acerca de mi pregunta: “¿Qué es un momento feliz?” Encontré todo tipo de respuestas, las más variadas que pueda uno imaginarse:
• Un abrazo de mamá,
• Un chupetín de frutilla,
• Compartir algo rico con amigo,
• Una fiesta de cumpleaños,
• La llegada de un bebé.
Como no quedé satisfecha con los hallazgos que realicé, decidí preguntarle a Dios qué significaba para él un momento feliz. Con una enorme sonrisa el Padre contestó: “Hija, cada alegría tuya es un momento feliz, cada vez que me pides ayuda, estoy contento de poder dártela. Cuando le dices al mundo entero que me amas, también soy feliz. En tu caminar cristiano encontrarás piedras, algunas grandes, otras pequeñas. El enemigo querrá, con fuerza separarte de mis brazos. A veces lo logrará, pero podrás contar conmigo para volver. El día más feliz de mi vida fue el día en que logré la victoria sobre la muerte para ti, y el próximo más feliz será el día en que pueda volver para llevarte a casa.”

lunes, 22 de marzo de 2010

Manifiesto femenino…o algo así.
Es de público conocimiento que la historia da cuenta del surgimiento de muchos pensadores que expusieron sus ideas a un público que las captó y aceptó, y las difundieron a través de la palabra escrita.
Eso fue lo que pasó con el Manifiesto Comunista. Nacido gracias a un ideal político, criticable o no, la obra de Marx y Engels pasó a la historia como la expresión de pensamiento y, a su vez un modo de ser y de vivir.
Hace poco, leyendo otro libro me encontré con la existencia de un Manifiesto Cristiano. No es broma, estuve leyendo un poquito y, la verdad, tiene su base, y apunta a lo mismo que el anterior, pero desde un ángulo completamente distinto.
Pensando en este tipo de cosas que van surgiendo, se me ocurrió que, tal vez, las mujeres deberíamos ponernos a escribir un manifiesto también. Algo que nos dé la pauta de cómo tratar con ciertas situaciones. Tal vez debería ser por edades, por temas…
A propósito, de este último punto, podría decir que existe un asunto en particular que es motivo, en todos los niveles y edades, de más de una disertación entre nosotras: los hombres.
Dado que existen cosas que no entendemos, reacciones que esperamos y no se dan, y reacciones que se dan cuando no las esperamos, es que creo que necesitamos aunar criterios y proponer algo así como una especie de “qué hacer en caso de…” como para ayudarnos en un momento de extrema confusión.
En lo personal, creo que a mí me sería muy útil. Porque para ser del todo sincera, ¿quién entiende exactamente qué quieren o qué les pasa a los hombres?
Si los llamás, los atosigás, los estás apurando, los invadís. Si no los llamás, no te interesan, sos una tipa difícil, una amarga, etc. Si una corresponde a una atención, con otra, queriendo provocar un feed-back, no te falta alguno que se espanta y sale corriendo, después de tirar la piedra y guardarse la mano en el bolsillo.
Por otro lado, están los otros que vos les decís: “Hola” y creen que les tiraste onda entonces te insisten para salir a cualquier lado con la excusa más insólita, después, si les explicás que no tenés interés, te entienden cualquier cosa o pasás por mala gente. Así podría estar enumerando un montón de cosas.
Cuando me encuentro en situaciones como las narradas arriba pienso que sólo hay alguien capacitado para entender a los hombres. Se trata del mismo que también hizo a las mujeres, y las comprende: Dios.
Mi oración y deseo de cada día es que yo, sea capaz de entender, comprender, aceptar y amar al otro como es; tal y como Dios lo hace con él y conmigo. Hay muchas cuestiones que no las entiendo, y me dan bronca, y bastante. Hay cantidad de cosas que no sé, que sólo Dios las sabe, pero como aquel Warrem Sánchez de Les Luthiers, por humildad, o por la razón que sea, no me las quiere decir.
Bueno, no importa, de cualquier modo sé que cuento incondicionalmente con mi Padre Celestial para que él me muestre cómo llegar a ser aquel tipo de persona que él desea y cómo hacer para entender al fulano en cuestión que me rodea y me roba el tiempo pensando qué pasó, por qué. Si no me lo dice explícitamente, por lo menos me lo hará ver y entonces, cuando no pueda, como Marcela Gándara en su canción debería decir: “Dame tus ojos.”

COSAS PARA DECIR...

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Para esta fecha

¿Por qué festejamos navidad?

Faltan sólo 24 horas para que comience la “Noche buena”. En realidad, hace algo de 20 días que está todo adornado para el 24 de diciembre. Digo el 24 solamente porque el 25 es la fecha de la resaca, de comer lo que sobra y de la que nadie se acuerda.
Con dolor, a medida que pasan los años, puedo ver que el sentido del festejo de la Navidad está centrado en el arbolito que se arma, la comida, los regalos, el gordito vestido de rojo que los reparte. Pero nadie, para ser francos, se acuerda de cuál es el festejo original. ¿Gracias a quién la cristiandad tiene algo para festejar?
Algo de 500 años antes de que naciera, Dios se encargó de que hombres fieles escribieran sobre el primer advenimiento de nuestro Señor Jesús. Les dio detalles del lugar en el que nacería, qué tipo de obra realizaría, cómo moriría y cuando resucitaría. Cuando vino, la Biblia dice que los suyos, su pueblo que técnicamente lo esperaba, no le reconocieron.
Esperaban otra cosa del Mesías prometido, esperaban un nuevo rey que les devolviera sus sueños de gloria. Jesús, no cumplió con las expectativas de muchos: nació como un niño pobre, vivió como una persona humilde y murió, tal como dice Isaías 53, como un ladrón, un criminal. Lo bueno es que resucitó, al tercer día, coronando así su obra de salvación. Dándonos la posibilidad, a vos y a mí, de vivir con Él cuando regrese.
Creo que la humanidad de hoy está, definitivamente, en otra cosa. Eso quiere decir que no tenemos nada para criticarles a los judíos del tiempo de Cristo. Ellos no tenían televisión, ni arbolito, o adornitos pero sí tenían otros pensamientos ocupando su mente, igual que nosotros. Por eso la fecha, el momento cumbre que estaban viviendo, se les pasó de largo.
Honestamente, vivimos este momento sin estar seguros de qué estamos festejando. Deseamos paz, pero a Aquel que es la paz, no le damos cabida en nuestra vida. Brindamos por el amor, pero a Quien es Amor, no damos nada de crédito. Comemos a reventar, tiramos cohetes, brindamos, pero Jesús sigue siendo algo así como un “adornito ubicado en el pesebre”.
Eso es, digamos, como ir a un cumpleaños, saludar, festejar y excluir al cumpleañero para que apague sus velas solo mientras nosotros estamos “ocupados”, en otros quehaceres, charlando con los demás invitados.
Como cristianos, se espera de nosotros que seamos lo que Cristo fue y vivamos la vida como él la vivió. Está en nosotros tomar la decisión de seguir a la enorme masa de autómatas que festeja y no tiene idea de lo que hace; o bien, formar parte del grupo, que le da a la fecha el significado que tiene.
Este segundo grupo le dice a Jesús: gracias por venir a nacer aquí, a vivir y sufrir para que pudiéramos vivir. Gracias por tu amor de todos los días, por este año de luchas y de bendiciones. Gracias porque sin tu amor estaríamos perdidos.
Me gusta la idea de pertenecer a este segundo grupo. Jesús hizo tanto por mí, es lo menos que puedo hacer. Jesús hizo lo mismo por vos, ¿Qué vas a hacer?


Marianela Díaz
23/12/09

martes, 9 de junio de 2009

Cosas de la vida

Cumplir 30
Siempre me he preguntado cuál es la razón por la que mucha gente, sobre todo las mujeres, ven la cercanía de los 30 como algo negativo y espantoso. Al ir acercándome vertiginosamente a esta edad, creo, que empiezo a comprender porqué.
Según la edad de la persona que te dirige la palabra pueden ocurrir varias cosas. Si le hablás a un niño y éste te pregunta cuántos años tenés, sobre todo aquellos que no han alcanzado la decena de edad, la respuesta “30” puede sonar a poco más o menos que un siglo. Y sí, es una cantidad de tiempo que no puede vislumbrar. Entonces uno es simplemente…viejo.
Si te diriges a un adolescente, que se refiere a su profesora de matemáticas, que a lo mejor no pase del cuarto de siglo, como la “vieja de...”, obtendrás una respuesta más o menos similar a la anterior.
Si hablas con alguien de 40, 50 o 60, entonces eres un niño, estás demasiado joven para, o bien te dicen que ellos a esa edad estaban trabajando hace tanto tiempo, casado/a por tantos años, etc, etc. Sí, para muchos es una cuestión complicada.
Para una mujer es todo un problema, y esto es una verdad que ha cambiado sólo en el primer mundo porque en este amado país, la forma de pensar sigue siendo la misma. Sobre todo, si la dama en cuestión no tiene hijos, no está casada o con planes de… Entonces una siente que se está poniendo grande para ciertas cosas, aunque ésto es una verdad a medias.
Desde que tengo uso de razón, en mi familia, cumplir años es el acontecimiento. Cuando era chica, como nuestros cumpleaños tienen fechas muy próximas nos sentábamos a pensar qué quería cada uno para comer, con qué se decoraba la torta, a quiénes vas a invitar, etc. Esa, a lo mejor sea la razón por la que cumplir años es, más una diversión esperada, que un castigo en perspectiva.
Para mí, cada año que se cumple es como empezar una nueva vida, es un solcito que sale prometiendo, con sus rayos traer cosas buenas para disfrutar y no tan buenas, de las que seguro voy a aprender algo interesante.
Si miro hacia atrás, podré ver que cada edad ha sido una bendición de Dios para mi vida. Los primeros diez años es la etapa de aprender a jugar, a compartir, a saber que la vida es hermosa rodeada de afectos. La etapa de los dieci… es la de la adolescencia, la pavada, los amigos, la vuelta al perro por el centro para ver si está el amor de mi vida, aunque el afectado no se haya enterado del papel que cumple.
La etapa de los veinti… y tantos es la de determinar qué es lo que uno quiere ser o hacer, a veces, esto demora un poco, por diversas razones, pero más o menos allí va perfilando.
Cada etapa de la vida tiene algo de interesante pero cada año que cumplo o se cumpliré será mejor, porque me encontrará pensando qué hacer para ser, como decían de Patch Ademas, “exageradamente feliz”.
Lamentarse por los años que se fueron o por las cosas que no se realizaron no tiene sentido. Lo importante es mirar hacia delante, tratar de ver lo positivo en todo.
No me interesa si en estos años que pasaron hay cosas que no logré. Lo importante es saber que mi Padre me regala un año más para intentarlo, para levantarme cuando me caigo, para disfrutar de mis amigos, mi familia, para encontrar el amor y para alcanzar mis metas profesionales.
Lo único importante, en realidad, es saber que Jesús no me dejará sola en el camino de mi vida, puedo soltarle la mano pero él estará allí para volver a dármela, porque su amistad es lo único confiable y duradero que tendré en este mundo complicado.
Por eso, en este sencillo mensaje quiero darle gracias por su amistad de 29 años, 11 meses y 24 días. Y también agradecerle por cada año que me regaló y me regalará hasta que él lo disponga.

¡¡¡Gracias!!!

lunes, 1 de junio de 2009

PARA PENSARLO AHORA

Una decisión para hoy

Si uno se pusiera a pensar, de verdad, encontraría diversas razones por las cuales vino Jesús a esta Tierra. Una de ellas, me ayudó a verla una pequeña, pero sencilla historia que el pastor Doug Batchelor cuenta en la página 24 de su libro, “Siete pasos hacia la salvación”; y dice así:

“Cuando usted vive en un rancho o finca en las montañas, es importante que tenga un buen perro. Yo he tenido cantidad de perros inútiles, y cierta vez, cuando uno de estos perros murió, nuestra familia oró para que Dios nos ayudara a encontrar un buen perro. Al día siguiente vimos un aviso en una lavandería pública que decía: SE BUSCA UN HOGAR HERMOSO PARA UN PERRO BUENO Y FEO. Llamamos inmediatamente al número de teléfono y pronto adquirimos a Spot. …
Spot era todo lo que habíamos esperado. Era un gran compañero de los niños, un buen vigilante, y ¡nosotros no pensábamos que era feo! Inmediatamente se convirtió en un miembro regular de nuestra familia. Nunca me preocupaba cuando los niños iban a explorar a los bosques, siempre y cuando Spot fuera con ellos.
Un verano, los niños iban por el camino, con Spot trotando delante de ellos, cuando el animal encontró una serpiente de cascabel. Después de una furiosa batalla, la serpiente quedó muerta, pero Spot había sido mordido varias veces. Llevaba en su cuerpo el veneno que podría haber muerto a uno de mis niños. Spot sobrevivió a las mordeduras de la serpiente, pero pocos años más tarde, murió después de una salvaje pelea con un buldog mientras defendía nuestra casa…”[1]

A través de esta historia se puede ver que una de las cosas más grandes, sino la mayor, que Jesús ha hecho por la raza humana es haber venido a este mundo para ser su sacrificio, su sustituto. Tomar la decisión de venir a este mundo, malo y feo, a sufrir y morir por cada hombre, mujer y niño, no debe haber sido demasiado fácil. Dejó el Cielo, bueno y hermoso, por una razón muy importante, registrada en la Biblia en Juan 3:16. A estas alturas, creo que ya se sabe que se habla del AMOR.
Con todo lo que se sabe del amor como principio, se concluye que Dios amó tanto al mundo que no pudo soportar ver al hombre sufrir y morir, perdiéndose para siempre en este mundo caído.
Comúnmente, se estima que, toda operación de rescate, por más amor que se ponga, conlleva un riesgo. Jesús lo conocía y por esa razón le pidió al Padre, otra opción, pero él sabía que ésta no existía. (Lucas 22:42)
Pero como Jesús vino para cumplir lo que estaba ya pautado desde antes de la fundación del mundo. Cumplió así con la Escritura (Isaías 53: 4-7) de acuerdo a lo que sobre él se había dicho con tantos siglos de anticipación.
A decir verdad, la crucifixión distaba de ser una muerte hermosa, tranquila o placentera. Por el contrario, era sumamente dolorosa y cruel; del todo humillante y lenta. Sinceramente, ningún ser humano en su sano juicio quiere morir, y mucho menos de ese modo.
Al pensar en la cruz, creo que nadie mejor que Barrabás pudo sentir de cerca y ver aquello que Cristo vino a hacer por cada persona. ¿Se habrá dado cuenta? ¿Valoró lo que el Salvador hizo por él? Hasta que nuestro Señor regrese, creo que no tendremos esa respuesta.
Pero Barrabás no estaba solo. Dos de sus secuaces iban a ser crucificados también ese día. Ellos no tuvieron la bendición de tener a Jesús como su sustituto en ese momento en particular.
Cuando se lee el relato registrado en Luc.23:39-44, puede apreciarse otra muestra del gran amor que Jesús derramó en aquel momento complicado. Como todo padre amante, se dedicó a la salvación de un hijo perdido que desperdicio toda su vida en disipaciones y en el momento último, cercano a la muerte, decidió regresar a la buena senda.
Elena White, en su libro El deseado de todas las gentes, en el capítulo 78 titulado “El calvario”, describe a este ladrón arrepentido como un hombre bueno, pero débil de carácter que se dejó arrastrar por las malas compañías y se vio envuelto en crímenes y problemas que lo llevaron hasta aquel viernes en el Gólgota.
Este hombre anónimo, no tuvo tiempo de bautizarse, vivir una vida acorde al ejemplo del Maestro, ni de dar su testimonio a favor de alguna persona necesitada. Sin embargo, su arrepentimiento sincero, y su aceptación de Jesús como su salvador personal le guardan un lugar entre aquellos que resucitarán y cantarán entre los redimidos, en ocasión de la segunda venida.
Como el ladrón de esta historia, muchos esperan hasta el último momento de su vida, cuando ya no hay nada qué hacer, nada qué dar para entregarle su vida a Jesús y aceptar la sangre que, con tanto amor, derramó por su salvación.
Generalmente, como ningún hombre quiere morir, no acepta que ese día llegará tarde o temprano, a menos que Cristo vuelva antes, y Dios, y todo lo que ha hecho por cada uno quedan en un rincón, para después.
El hombre de hoy vive abrumado entre papeles, diversiones y obligaciones para cumplir. Satanás sabe esto. Sabe que si hace bien su trabajo, el mañana, el después, no llegarán nunca. Su mayor éxito es asegurarle a la gente que pueden malgastar su valioso tiempo hoy, porque mañana tendrán tiempo de ir a Jesús.
Hasta donde se sabe, nadie tiene la vida comprada, nadie sabe el momento y la forma en que dejará este mundo. Por eso, te invito a aceptar a Jesús AHORA, HOY, YA. Aceptar a Aquel que dejó todo por amor a vos. Pasó hambre, sed, dolor y humillación porque, para él, el Cielo no sería un lugar feliz si no estás allí ocupando el lugar que te preparó. Jesús hizo su parte, sólo fue por vos. ¿Qué vas a hacer ahora?











Marianela Díaz
Comunicadora Social
Docente
[1] Batchelor, Doug. “Siete pasos hacia la salvación”. 1993. ACES

miércoles, 4 de marzo de 2009

ASUNTO SERIO

Algo que decir…

Cada tanto la vida, nos sorprende con cosas que no nos agradan. Aquellas por las que, con gusto, daríamos vuelta la cara con tal de no hacerle frente a la realidad.
A veces vemos, en la televisión, o leemos por ahí que hay millones de pobres en el mundo; que cada minuto muere un niño por desnutrición, en algún país lejano cuyo nombre ni siquiera sabemos pronunciar.
Todo eso golpea duro, sí. Pero aunque nos condolemos del huerfanito africano que se muere de hambre y sed en algún rincón de este planeta, somos incapaces de ver y de sentir la tristeza y el dolor de quienes tenemos a nuestro alrededor.
La pobreza, el hambre y la violencia no sólo están alrededor del mundo, también se hayan paradas en la vuelta de la esquina.
Llenamos hojas y hojas diciendo cómo debería ser la condición de vida promedio de cualquier niño, preparamos artículos, marchas y convenciones en pro de la protección de sus derechos, pero para el niño que toca a nuestra puerta y pide un plato de comida o unas monedas y que duerme en la calle sobre un pedazo de cartón, nunca estamos dispuestos a dar nada.
Como cada vez que cometemos un error, no estamos listos para asumir la tarea que nos toca al momento de ayudar a otro. La responsabilidad siempre pasa de mano en mano, pero nunca es de alguien en particular.
Esta es la época de la proclamación de derechos, pero no de las obligaciones. Para que suenen como derechos y tengan el efecto deseado al ser lo que son podemos enunciarlas de la siguiente forma:
· Nadie tiene derecho a traer al mundo un niño para hacerlo sufrir.
· Nadie tiene derecho a quitarle a un niño su único pasaporte para ser alguien en la vida y salir de la ignorancia: la escuela.
· Nadie tiene derecho a exigirle a un niño que trabaje o robe para pagar sus propios vicios.
Más niños de los que podríamos contar con ambas manos son víctimas de las personas que deben amarlos y protegerlos. Se los obliga a trabajar, vender, robar, mendigar y la recompensa por su trabajo oscila entre golpes, hambre, gritos, abuso, etc.
Esto es algo que ya lo sabemos de memoria, lo leemos todos los días en el diario y ,por su cotidianeidad ha perdido el valor, la gravedad, de lo que sugiere.
Ver niños barriendo por monedas, pidiendo en la calle, vendiendo, son cosas de las que no podemos escapar. Son producto de esta sociedad y a menos que nos consideremos extraterrestres, todos estamos inmersos en ella.
De esto, es fácil inferir que todos, no solamente el gobierno y los políticos, somos responsables de este status quo y de que cada vez más niños sean víctimas de los adultos.
Saberlo solamente, no nos exime de una tarea: es el momento de ser héroes.
Es altamente improbable que podamos salvar a todos los niños del mundo del hambre, la pobreza, la marginalidad. No podemos salvarlos a todos, pero podemos ayudar a aquellos que viven a nuestro alrededor. Uno sólo, aunque sea uno, no importa la forma: un abrazo, un juguete, un plato de comida, una llamada a tiempo, lo que sea.
Para él, serás un amigo, alguien en quien confiar. Para Dios serás un héroe, no importa si no usas capa y espada o no tienes súper poderes. Recuerda que Aquel que lo dio todo por ti no salía en los comics ni tenía buen merchandising. No sientas que es poco el trabajo que puedes hacer. El está buscando gente que desee dar con amor, sin esperar nada a cambio, personas que deseen ser héroes. ¿Quieres sumarte al desafío?